sábado, 11 de agosto de 2012

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                Rubén: Anabella me conto por lo que estuviste pasando, espero que estés bien. Yo casi no la cuento. Daniel el policía que estaba con nosotros desde el comienzo me disparó a mí y a un hombre de Bordone mientras estábamos en Los Cocos en busca de provisiones y combustible. Tardaron más de una semana en buscarnos, el helicóptero estaba en patrulla cerca del Dique Cruz del Eje y la comunicación no era buena. Un grupo de sobrevivientes vivía atrincherado en el complejo de juegos de Los Cocos, ellos nos salvaron la vida. Son 15, 10 mujeres y 5 hombres. Muy bien provistos y ordenadamente en silencio. Lamento que su ayuda haya desembocado en ser encontrados por el ejército. Créeme que Bordone es un buen hombre, pero podría ser menos severo. Sé que leerán este mensaje, no importa, saben bien lo que pienso. Según él, no hay chances sin su protección y aunque pueda ser verdad, no sé si la protección es para todos los vivos la única solución.  
Tengo para algunas semanas más de recuperación y no niego que la disputa entre Anabela y Miriam por cuidarme me hacen sentir tan bien que suelo olvidarme de todo y hasta que no veo mi pantalón de fajina, mi fusil al lado de la cama, me creo en un fin de semana en una colonia de vacaciones. Salvo a la noche, cuando me acuerdo de donde estamos, de cómo estamos y me da culpa. Mucha culpa.
Comunicate con Bordone. Es hora de que descanses un poco, quien te dice, a lo mejor en poco tiempo te veo bajando del helicóptero y te convido un vaso del muy buen vino que Don Julio ha sabido esconder.
PD: Hay algo que me inquieta y me aterra. ¿Viste niños vivos? Es una pregunta que me está dando vueltas todo el tiempo.  
PD2: Iba a poner que te cuides pero un hombre que ha pasado lo que has pasado vos, no debe necesitar los consejos de un casi abogado (eso es lo que soy) para seguir teniendo el cuerpo libre de mordidas. Te guardo una botella.
Rodrigo.

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